OCAÑA EN IBIZA (DE LA LOCA FILOSÓFICA)



HEMEROTECA (16/08/1978):

OCAÑA: NIÑO LÚCIDO Y SIN EDAD

"SOY LOCA DESDE ANTES DE NACER" 

Ocaña es un pintor de escenas vivas, un artista desbordado, andaluz sevillano de Cantillana, travesti, homosexual, filósofo hondo y popular de hablar en torbellino y vida alucinada, con los pies en el suelo. Comenzó a ser conocido gracias a una película de Ventura Pons, "Ocaña, retrat intermitent". Ha expuesto sus cuadros en Barcelona, donde vive desde hace ocho años. En breve va a exponer en la "Galería Quatre Gats" de Palma. Recientemente la policía le dio una paliza de muerte y pasó unos días en "la Modelo", le entrevistamos al mediodía de una Ibiza que veranea.

Encontramos a Ocaña en una pequeña tienda que regenta Nuria y en cuyos anaqueles se aglomeran cajitas junto a objetos extraños, muñecas de cartón brillante, cuadros, infinidad de detalles. Ocaña habla por teléfono, con Nuria, con nosotros, con los niños de la plaza que juegan al sol y lo hace todo al mismo tiempo. Habla y dice las cosas con espontaneidad, con dulzura, alegre e inesperado, reiterativo y claro.

Su persona, su humanismo brutal, ha aglutinado todas las verdades que no se pueden decir, que se han dicho siempre, las que nadie quiere oír, y las dice con valentía, con medida, cantando y excediéndose lo justo.


"SOY LOCA DESDE ANTES DE NACER"

¿Qué ha sucedido? Ocaña es un marginal desde la infancia. "Soy loca desde antes de nacer". Ocaña vive con la sensibilidad abierta y algunos días en que anda con los ojos escocidos, se pone a cantar hasta que le saltan lágrimas, así llora riendo y de su dolor saca sonrisas y alegría.

"Cada uno es como es o así debería ser. Lo importante es el respeto, pero para que exista el respeto debe haber ante todo gente que se haya descubierto a sí misma, que se acepte y acepte a los demás".

"Yo he venido al mundo para vivir".

A Ocaña le gusta el vino dulce, el fino y el aguardiente. Le gusta andar disfrazado y se disfraza. Ocaña ve la vida como es y es como la vida.

"Este mundo es un carnaval donde la tristeza y la alegría bailan juntas. Ver el mundo no puede ser alegre. La alegría nace como reacción ante tanta tristeza y tanto engaño. Todos van disfrazados de sus trabajos y de serios o de elegantes".

Ocaña se disfraza de lo que le viene en gana. Le gustan los abanicos, los mantones, los hombres guapos, las viejas, los ángeles, la sinceridad, todo le gusta, a Ocaña le gusta ver a la gente y que le vean.

No hay oportunismo en él. Es absurdamente real frente al irreal absurdo que nos rodea, representa sus pasiones, las recrea, las vive como lo que son, nunca iguales.

Ante todo hablamos de su reciente experiencia en la cárcel Modelo. "A palos, me molieron a palos. Yo iba vestido de vieja jorobada, iba con unos amigos y en la Plaza Real nos pusimos a cantar sevillanas y hacer un poco de teatro, todo iba bien hasta que llegaron los guardias".

A Ocaña los guardias le pusieron muy nervioso y no quiso acompañarlos al cuartelillo, le dieron una soberana paliza y acabó pasando unos días en la cárcel. "Imagíname vestida de vieja jorobada y los guardias sobre mí dándome de cualquier forma". A Ocaña le dejaron la espalda como un mapa y el alma hirviendo.

"Lo que he visto no tiene nombre. En las cárceles tratan a la gente como animales. No hay decencia. He conocido gente muy maja y he encontrado algo más por lo que luchar. Allí les canté a los presos, pinté la celda, intenté animarles un poco. La cárcel destruye al hombre, le mata poco a poco. Estuve con Els Joglars, no se entiende que se hable de lo que se habla en política y en la cárcel estén personas como ellos y por los motivos que están, y así hay muchos. La policía me pega a mí y como soy un personaje público la gente se entera de lo que hacen, pero hay que pensar en lo otros, en los que no tienen a nadie y nadie se entera de lo que les pasa".

VIEJAS VERDADES

Ocaña se pregunta viejas verdades, las machaca, las repite, le duele el espíritu ante la injusticia, ama la vida y no puede soportar el que se juegue así con ella. "¿Quién hace al delincuente?... ¿Por qué motivos mata el que mata?... Fue muy hermoso poder darles un poco de alegría a tantos hombres que ven como se les escapa la vida día a día tras las rejas. Hacer el amor con un preso es una obra de caridad y es emocionante. Hay mucha gente maja, con ganas de vivir y de amar. Esto de las cárceles deberían arreglarlo". Eso decimos todos, Ocaña, pero las cosas siguen así.

"Voy a pintar un gran cuadro sobre lo sucedido, con guardias pegando a un Cristo en una procesión y cosas así, ya veréis, ya veréis".

¿Crees en algo? "Creo en mis fetiches y en que estoy vivo por el momento". A Ocaña le gustan las imágenes, Chagall, Matisse, Modigliani, Isadora Duncan y los niños.


"SABER SER NIÑO SIEMPRE"

"Lo más importante en la vida es saber ser niño siempre".

Esto lo repite y lo escribe en sus trazos, en los dibujitos que anda regalando por las calles. Mientras le entrevistamos pasa un niño y dice: "Anda, un payaso". Ocaña se lo mira, hace una mueca, le sonríe y, al mismo tiempo que le pregunta "¿Te gustan los payasos!", organiza una representación corta que deja al niño boquiabierto y éste se pone a reír, como sólo saben hacer los niños. "Tu risa vale mucho más que todos esos rezos de las iglesias". Ocaña es un niño lúcido y sin edad, que pasea treinta y un siglos a la espalda. Ocaña es una loca filosófica llena de amor y de ternura.

¿Qué proyectos tienes? "En unos meses voy a exponer en Palma de Mallorca, en la galería 'Quatre Gats'. Sobre cine me han ofrecido algo en Italia, pero aún no sé bien qué es, cuando sepa de qué va, me lo pensaré. A mí no me va el trabajar con guión, lo haré si es como la anterior, improvisando y a lo que vaya saliendo".

Ocaña llena de flores las salas donde expone, las convierte en auténticos jardines llenos de belleza y variedad. Ocaña es muy estético, pero no es cursi, como un manantial sin recovecos por el que corren aguas límpias y cristalinas. Ocaña es tierno como un pajarillo recién nacido.

"No soy un oportunista, cuando Ventura Pons me ofreció hacer la película, 'Retrat intermitent', al principio no lo quería hacer. Luego pensé que por qué no. He pasado hambre, he visto mucho y vivido mucho. Fue mi momento y lo idiota sería no aprovecharlo".

Ocaña ahora es famoso, la fama es peligrosa, pero Ocaña está muy claro y a él no le van estas cosas.

Su filosofía está forjada a golpes de vida y de sensibilidad.

"Mira, si los médicos bailaran y cantaran al lado de los enfermos, les hicieran chistes y cosas así, los enfermos curarían mucho más rápido. No se puede ser tan serio, ni tan dramático como se es. La vida es para vivirla y no para pasársela muerto por vivir luego, siempre pensando en mañana y olvidándose del hoy".

"COMPRENDO A MIRÓ"

"En la vida todo se repite. La vida es una repetición continua. Cada día cagas, comes, hacer las mismas cosas. A mí me gusta repetirme y lo hago a conciencia. Comprendo a Miró, Miró se repite, nunca es lo mismo, Miró es un niño, es como la vida".

Ocaña dice esto, pero nunca hace lo mismo. Es contradictorio como la vida misma. Todo lo demás lo ve como es, como una gran falsedad vivida por intereses y así es.

Dejamos la tienda y vamos a tomar algo a un bar del mercado. Allí Ocaña nos regala un dibujo. Me hace un retratillo en el que pone como dedicatoria. "En la vida lo importante es el amor, la fiesta y el vino, lo demás no es nada". Ocaña escribe esto pero siente el mundo en su dimensión real y le duele ver las cosas como están y como son. Dibuja rápido, a trazos, y un personaje de la mesa de al lado le pregunta si lo de la otra noche, el ponerse a cantar desde un balcón, lo tenía estudiado. Ocaña se ríe y habla de que fue como fue porque el momento lo pedía y le apetecía hacerlo sin más.

Ocaña se queda en el bar a ver a la gente y a que le vean. Nos alejamos pensando en su persona, en su nostalgia, en sus cuadros tristes, en su forma de luchar con alegría, en la paliza que le han dado, en la marginación de los homosexuales, en lo fácil que es malinterpretar lo sincero y lo puro, en lo engañado que está el mundo respecto a la realidad y la forma de vivirla, en las pocas ganas de vivir que tiene la gente y en la vida que se desprende de Ocaña. Pensamos en los que mueren en las cárceles, en los enfermos, en los gilipollas y en los grandes pensadores del momento político, en conjunto vemos una gran farsa trágica, un auténtico carnaval de mal gusto. Vemos a Ibiza en manos de los grandes intereses, de la explotación, sabemos que no hay lugares donde exista la paz ni el amor, vemos a Ocaña y todo su desbordamiento como respuesta y terminamos la entrevista con un sabor agridulce lleno de vida y muerte, como la vida.

JOSÉ R. CAUBET


Publicación: ÚLTIMA HORA
Fecha: 16/08/1978
Página: 13 Y 14
Autor: (TEXTO) JOSÉ R. CAUBET



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