Fred Vaësen
Eros Machine
(1991-1994)
Eros Machine
(1991-1994)
La Rosa del Vietnam presenta, por primera vez en España, el trabajo del artista Fred Vaësen (Francia, 1966). Para ello, ha escogido una instalación que el artista realizó a principios de los años 90 analizando las relaciones entre la representación del cuerpo y las formas alternativas de sexualidad.
Eros Machine - La Cage es el título de un disco de 1969 del compositor Jean-Michel Jarre. El ambiente electrónico mas bien oscuro y su portada estilizada que representa un enrejado geométrico a medio camino entre el diseño industrial, el arte óptico y el fetichismo sadomasoquista, hacen de esta jaula el reverso SM de la utopía del amor libre. 1969, año erótico pero también año del final anunciado del espíritu Summer of Love, en el desvanecimiento melancólico de los sueños New Age de una sexualidad compartida. Veinticinco años después, en la primavera de 1994, el Museo de Arte Moderno de París presentó una exposición emblemática: L’Hiver de l’amour (El invierno del amor). Esta vez, después de la hecatombe de los años SIDA, el amor acabó postrado en una hibernación: la era glacial del postamor.
Eros Machine (1991-1994) es una instalación de Fred Vaësen en la que culminan este trauma y su exorcismo poético. El autor quedó fascinado por el detalle de Los condenados (1499-1504), un fresco monumental de Luca Signorelli, situado en la catedral de Orvieto, que representa una escena del Juicio Final en la que los condenados caen desnudos al infierno. A partir de ella, Fred Vaësen decidió construir un imponente dispositivo de madera, acero, cuerdas y cuero que permitiera la suspensión de los cuerpos. De cuerpos desnudados, atados a las anillas de la estructura, no colgados, sino en sobrevuelo, a la espera de una rapto fotográfico en el que la imagen serviría precisamente para congelar la lógica de la desaparición. ¿Cómo abstraerse de la pesadez e imponer la gracia del cuerpo, en un momento en que los despojos, doblemente estigmatizados por una enfermedad que no osaba decir su nombre, ni tan sólo podían ser mortajas? Colgar los cuerpos equivalía a suspender la hecatombe (los primeros tratamientos médicos de la enfermedad hacían ya una tímida aparición), reencontrando la energía de una carne entregada a la pulsión visual.
Porque, antes que ser un memorial o una escultura (a medio camino entre el objeto postminimalista y el accesorio SM), Eros Machine es una máquina óptica, una “opticerie” que habría dicho Marcel Duchamp, que permite al artista instalar sus modelos en pausas inciertas para mejor capturar el vuelo de sus culos aéreos. Culos de hombres y de mujeres, indistintos, en una neutralidad andrógina que otorga resonancias cósmicas a esta constelación de nalgas. Sumida en una semioscuridad y encerrada en un oculus que invita al voyeurismo del peep show, la raja se convierte en un signo astral, una abstracción de lo infinito de una levedad sorprendente que conjura la gravedad de los cuerpos.
Estas fotografías, todas ellas copias únicas, son indicios de esta cosmogonía del cuerpo en ingravidez que mezcla los géneros y las referencias (del fetichismo postsurrealista de Pierre Molinier a las “atracciones apasionadas” de Charles Fourier), para resistir mejor la deflagración de las prácticas amorosas y sexuales, así como su posible estigmatización social. Eros Machine, eros magnético.
Pascal Rousseau
EROS MACHINE, una elegía a los años 80 compuesta en los 90, con fotografías, un vídeo y una máquina, pudo verse en LRDV desde el 13 de marzo hasta el 25 de abril de 2009.
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