(Fotos de Manolo Huete y Juanjo Moreno) |
En 25 años, la tumba de Ocaña ha cambiado mucho. No sólo ha perdido color...
Los jarrones con flores del muro eran los que Ocaña robaba de los cementerios y que, ya en casa, colgaba en la cabecera de su cama.
(Fotogramas de "La Edad de Oro", 06/10/83) |
El día del entierro de Ocaña, sus amigos quisieron que el sitio donde iba a reposar fuera lo más parecido a su cama, por eso colgaron los jarrones en el muro blanco que da sombra a la sepultura.
Los jarrones no tardaron en desaparecer. Hoy, en su lugar, se levanta una cruz.
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