"OCAÑA, DER ENGEL DER IN DER QUAL SINGT"




OCAÑA, DER ENGEL DER IN DER QUAL SINGT (1979), de GÉRARD COURANT, es un cortometraje que cuenta con un reparto estelar: OCAÑA, MARILYN MONROE y la PUERTA DE BRANDEBURGO...


Gérard Courant y Ocaña durante el rodaje de la película (Foto de Boris Lehman)

Este film, pese a que se rodó
en Berlín Occidental, en febrero de 1979, y que está en español sin subtítulos, es francés.

La dirección, el guión, la fotografía, el montaje y la producción son de GÉRARD COURANT, quien nos ha hecho llegar este escrito inédito donde pormenoriza la gestación del proyecto y su rodaje:

HASTA LOS ÁNGELES MUEREN EN EL SUPLICIO

"OCAÑA, DER ENGEL DER IN DER QUAL SINGT"

He pensado en ello, estamos todos locos”.
Luigi Pirandello

Escogéis una ciudad fascinante... Berlín... Os instaláis en un lugar cargado de historia... La Puerta de Brandeburgo... Lleváis hasta ahí a una personalidad fuera de lo común... Ocaña... Y lo mezcláis todo... Lo agitáis bien... Filmáis... ¿El resultado? ¿Un documental sobre Berlín? No del todo. ¿Sobre Ocaña? Para nada. ¿Y si fuese un documental sobre Marilyn? ¡Premio!

A principios de 1979, algo se transformaba en mí y sentía que debía orientar de otra manera mi búsqueda. Después de mis numerosos filmes “minimalistas” y “conceptuales”, consideraba que había cerrado un ciclo. Necesitaba aire fresco para entregarme a la ficción, tenía unas ganas locas de poner personajes en escena, una sincera voluntad de buscar un contacto con el público.

En febrero, fui a Berlín invitado por el festival de cine, sabiendo que a mi regreso a París me lanzaría a la aventura de un largometraje en Super 8 mm que, más tarde, pensaba “hinchar” a 16 mm. Inmediatamente, me sentí muy cómodo en esa ciudad, porque no intentaba esconder su artificialidad como hacían, con un asomo de vergüenza, muchas otras ciudades europeas. Había que deslumbrar al Este y, para conseguirlo, todos los medios eran buenos. En resumen, que los ojos no paraban quietos y sabías porqué.

Coincidí con la “colonia” española presente en el festival: el cineasta Adolfo Arrieta, parisino de adopción al que yo admiraba por sus películas; José Pérez Ocaña, el pintor travesti andaluz, protagonista de numerosos escándalos en Barcelona, donde vivía, por provocación sexual, a la vez tema e intérprete principal de “Ocaña, retrat intermitent” -el film se mostraba en Berlín-, que le estaba totalmente consagrado; y, finalmente, Ventura Pons, el director de la película.

No tardé en simpatizar con todas estas personalidades y tuve la idea de reunir a los dos primeros en un corto que sería un documental sobre ellos y, a su vez, una ficción satírica sobre el Muro de Berlín. Los dos aceptaron. Entonces se me ocurrió acompañarlos de una efigie tamaño natural en cartón de Marilyn Monroe que lucía, sonriente, frágil y deliciosa, en la entrada de varias salas de cine de Berlín, ¡vendiendo dulces!


Después de un buen puñado de vicisitudes dignas de la extravagancia de Ocaña, nos fuimos sin Adolfo Arrieta, que más tarde dijo haber intentado encontrarnos en nuestro hotel, donde lo esperábamos, ¡pero que el recepcionista lo había (mal) informado de nuestra partida hacia el rodaje!

(Nunca he sabido si Adolfo decía la verdad, pero entendía perfectamente que quizás tuvo miedo, y no sin razón, de confrontarse al temperamento volcánico de Ocaña, que con su verbo y su delirio, habría desbordado la calma de Adolfo.)

Pero volvamos a la escena de nuestro “teatro”. La escogí en el mismo instante que la idea del film germinó en mí: la Puerta de Brandeburgo, que separaba los dos Berlines y que sólo conocía en fotos y por el cine... Sería el único sitio del rodaje.

Venían a mi memoria las locas correrías nocturnas de “One, two, three”, de Billy Wilder, donde el cineasta de origen austrohúngaro pasaba por el molinillo de su humor despiadado a los soviéticos, los americanos y los alemanes. Había una secuencia inolvidable donde, para despistar a los agentes secretos soviéticos, los americanos travestían de mujer a uno de los suyos. Todavía lo veo, de madrugada, con las piernas arqueadas, peludas y musculosas, cruzando (meses antes de la construcción del Muro) la Puerta de Brandeburgo deprisa y corriendo. Reconozco que la idea de un travesti franqueando discretamente este paso simbólico es un hallazgo genial.

¿Fue recordando esta secuencia que cogí este monumento como decorado y tema de mi película y a un travesti como protagonista? ¿Cómo responder a esta pregunta? Sabemos que las imágenes, todas la imágenes, cuando son impactantes, no se volatilizan con un toque de varita mágica... Y, además, no es azaroso que ciertas ideas e imágenes tengan su fuente en un mismo lugar, un contexto idéntico o una situación análoga.


La llegada al sitio de rodaje fue un poco decepcionante, porque el Muro formaba un codo frente a la Puerta y nos alejaba de ella unos cien metros. Descubrí un estrado de madera provisional, construido para los turistas que sentían curiosidad por ver lo que se escondía detrás del Muro, donde Ocaña y mi Marilyn de cartón podrían satisfacer su exhibicionismo. Nos habíamos retrasado y tuvimos que filmar rápido, porque empezaba a atardecer. Para llegar hasta el estrado, teníamos que andar todavía unas cuantas decenas de metros, particularmente difíciles por la espesa capa de nieve que cubría todo Berlín, y no demorarse en ello, porque la temperatura era casi siberiana... Y Ocaña, con su vestido estival de andaluza, corría el riesgo de pillar un serio catarro. Ese año, había tanta nieve que Berlín parecía más bien Moscú que la antigua capital del Reich.

El crítico de cine Serge Daney, los cineastas Abdou Achouba, Charles Chaboud y Boris Lehman -que nos ametrallaba con su Nikon- me acompañaban y animaban a un Ocaña que, aunque congelado, estaba muy motivado. Se puso a cantar muy fuerte, aunque el film fuese mudo, para intentar quitarse el frío.

La dirección era de lo más simple: un sólo plano, sin toma de sonido, primero muy abierto, mostrando a Ocaña y la efigie de Marilyn frente a la Puerta de Brandeburgo, después el plano se iba cerrando con un zoom hacia delante, muy lento, de diez minutos que “aprisionaba” a los dos protagonistas, para terminar en un primer plano de Ocaña. Fuera de campo, ¡pero tan presente!, la policía soviética controlaba nuestras maniobras y parecía lista para intervenir en caso de un mal paso nuestro.

Sentimos un escalofrío cuando Ocaña, lanzando una rosa en dirección al Muro, hizo el gesto de irla a buscar... ¡Los VoPos estaban preparados para abrir fuego!

Sólo quedaba encontrar un título: fue “Ocaña, der engel der in der qual singt” (Ocaña, el ángel que canta en el suplicio).


Tres meses más tarde, en el Festival de Cannes, volví a coincidir con Ocaña y presenté el film al público de la Maison de la Culture en el marco del Ciné-off. Entonces tuve el reflejo de pedir al pintor que viniera a postsincronizar el film en directo en la sala y de hacerlo grabar por un amigo ingeniero de sonido [BRUNO CHALOIN]. Los dos aceptaron. Fue así como ese día, de pie frente a la pantalla, Ocaña improvisó una partitura sonora ante un público en delirio, cantando, gritando y vituperando. Esta performance constituye, desde ese mayo de 1979, la banda sonora del film.

Años más tarde, supe de su muerte, que le sobrevino a raíz de una fiesta en Cantillana, el pueblo que lo vio nacer, cuando accidentalmente se quemó vivo disfrazado de Sol.

Hasta los ángeles mueren en el suplicio.

GÉRARD COURANT


OCAÑA nunca olvidó ese frío... Lo recordaba así: "Estando en el Festival de Berlín, hago un corto con un director francés, es un monólogo, en el arco de Brandeburgo y una efigie de Marilyn Monroe. Paso más frío que Dios, pero la cámara tiene imán y te olvidas de todo".

C
omo siempre, OCAÑA calificó esta película como "Muy interesante...", y no era para menos. Pese a su corta duración, en ella OCAÑA hace y dice lo que le viene en gana, mezcla a ESTRELLITA CASTRO con CHARLOT, lanza flores a los comunistas, ella, la Ocaña, una andaluza marginal que no es comunista, que es anarquista... Canta saetas, ríe, llora y, para acabar, en el súmmum del camp religioso, convierte a MARILYN MONROE en una de sus VÍRGENES...

Charles Chaboud, Ocaña y Boris Lehman en el rodaje de la película (Foto de Boris Lehman)

La primera proyección pública de OCAÑA, DER ENGEL DER IN DER QUAL SINGT tuvo lugar el 4 de abril de 1979, en la Galerie de l’Ouvertür, en París. Ese mismo año, también se pudo ver en el Ciné-Off del Festival de Cannes, en el Festival Internacional de Caracas y en la Cinémathèque de París. En 1984, se proyectó en el Arsenal, la Kinemathek de Berlín Occidental. Y ahora, en 2008, a nivel mundial, se reestrena en LA ROSA DEL VIETNAM:



Merci, Gérard !

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, me llamo Elvira y, desde que vi "Retrato intermitente", estoy enamorada de Ocaña...

¿Vas a colgar esta película?

¿Y sabes dónde puedo encontrar "Manderley"?

Gracias y felicidades por la página...

LA ROSA DEL VIETNAM + ARCHIVO OCAÑÍ dijo...

Elvira,
gracias a ti por pasar por LA ROSA DEL VIETNAM y dejar un comentario.

Sí, muy pronto vamos a colgar la película y mucha más información... Hemos contactado con Gérard Courant, el director de "OCAÑA, DER ENGEL DER IN DER QUAL SINGT", que ha accedido a colaborar con nosotros.

La próxima vez que pases por aquí, deja tu dirección de correo electrónico y así te podremos mantener informada.

Gracias.

LRDV

Anónimo dijo...

Sóc Barrank.cat del fotolog. Aquesta tarda a casa miro la peli, ara estic a la feina i no puc. També miraré de passar-te el que tinc o sé de Pepe Sales. No és gaire.
Felicitats per aquesta iniciativa.