¿Nazario en el banquillo de los acusados?
¿Conoce el lector los prodigios de Nazario? Ahí está su álbum de historietas San Reprimonio y las Pirañas para que el lector pueda amar sin reservas a Nazario: a la expresividad de Nazario, que se revela como una de las más potentes, fascinantes, amorosas, tiernas y corrosivas a la vez de lo que vamos viendo en los últimos tiempos. Vanguardia pura. Vanguardia de veras. Nada de la inútil, estafadora, acartronada verborrea de los Mesquida de turno. Nada de falsos revulsivos. Creación pura, para pasmo de esnobs baratos y, a la vez, bofetada en su rostro ridículo.
Anda en maravillosa libertad el arte de Nazario, y que lo diga sino Santa Ocaña, que entiende de libertades como nadie. Me los encuentro a veces a los dos, ritmo de mantón, tan imaginativo, tan vivo, tan deslumbrante como el mejor concertante de Verdi. Pues vean si soy divino –y no mis mediocres imitadores– que veo tanto arte en el mantón de Ocaña y el Reprimonio de Nazario como en los desplantes sublimes de la Callas, mi difunta preferida. Y de este compromiso vivo, y de él entiendo que todavía hay esperanzas de imaginación en esta sociedad aborregada que nos consume (más que consumimos nosotros).
Ahora me dicen que, una vez más, a la imaginación me la llevan al banquillo. Que ya es cruz, y no la de mayo. Que ya es Inquisición. Pues basta la denuncia de un particular para que uno de los mejores exponentes de imaginación aparecidos en esta sociedad anti-imaginativa vea quebradas sus aspiraciones, hartas de la cotidiana mediocridad.
Porque, señores, el verdadero asesino, el criminal máximo, es la mediocridad, es esta sociedad que estamos masticando, pendiente de la tele en colores.
Sociedad conformista donde las hubiese que, para parecerse a Europa, se fija en lo más cansado, aborregado, aburrido, impotente y eunuco de este continente.
Así, pues, mientras España se ve invadida por las más mediocres jilipolleces del mercado de la universal estupidez, un señor ignoto denuncia los dibujos de Nazario. Mientras, se permite la circulación de los abominables Vizcaínos Casas de turno. ¡Vaya democracia, señora baronesa!
Terenci Moix
Publicación: EL PERIÓDICO
Fecha: ¿?/08/1978
Página: ¿?
Autor: TERENCI MOIX
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