OCAÑA Y EL "AJOBLANCO" #5 (DE LOS ANARCOS QUE NO TIENEN CARNET)



Publicación: AJOBLANCO, Nº 36
Fecha: 08/1978
Página: PORTADA, 3, 48, 49, 50, 51 Y CONTRAPORTADA
Autor: (TEXTO) TONI PUIG

OOOCAÑA

Es como una fuente de agua andaluza que va salpicando desconcierto. Claro que, para ello, uno debe escuchar su palabrería trepidante, entremezclada con grito, exclamaciones y gesticulación. Hoy he dejado aquí, transcritas, sus palabras. Les falta el brío de su presencia. De esa presencia oscura y turbadora que uno respira en las fuentes de la Alhambra de Granada, de esa Andalucía que él conserva con todo su desgarro y poderío. Ocaña, ahora, con su película, está en todas las revistas. Es tema de salón. Nosotros te lo volvemos a presentar como él es, dejando que sus palabras sean la única garra que llene estas páginas de verano, dando frescura y espontaneidad a este Ajo.

OCAÑA, LA ESPONTANEIDAD CONTRA LA INTEGRACIÓN

OCAÑA: Lo más importante en la vida es vivir para amar y no vivir para el dinero. Que viva el dinero para ti. Lo más importante, en la vida, es el amor, la fiesta, el vino y lo demás es nada. Bueno, eso son palabras hechas.

Parece mentira, y hablando de las reivindicaciones, que en un país llamado democrático hayan señores que hacen teatro para el pueblo –o llámale como quieras– y estén en la cárcel durante dos años junto a otra gente marginada, como pueden ser los quinquis y los que roban motos por la calle. La culpa, en los marginados, es de la sociedad de consumo que los ha incidido a eso. Y JOGLARS es una vergüenza. Si estuvieran en el país vasco, ya los hubieran sacado. Aquí todos somos muy cómodos.

AJO: Oye, ¿y tú has conocido a los quinquis y a la gente esa?

OCAÑA: Sí, y a mí me parecen buena gente. Yo lo que pienso es que son gente que están bastante fuera de la sociedad y que les importa menos que a nosotros el tener un chaleco, un tocadiscos o piso. Ellos sí que verdaderamente son anarcos de verdad. Los hay muy encantadores. Un día yo hice el amor con un chaval que conocí en una cabina de teléfono. Entró en mi casa y le daban miedo los esperpentos que yo tengo allí –o sea, los muñecos–, hechos de papel. Y empezó a taparlos y empezó a hablarme de historias y a hablarme de Dios. Bueno, del dios que para él es el río y es el aire y son los árboles y era su hermana que se había muerto. Venía del cementerio y había estado hablando con ella. Y me preguntó que si yo creía en los espíritus, y yo le dije que si él creía que su hermana verdaderamente no estaba muerta, sino que su energía existía, que ¿por qué no? Yo me quedé perplejo. ¡Qué manera de hacer el amor más libre! No tenía prejuicios de ninguna clase y era maravilloso. Yo me quedé... ¡coño! Me quedé de verdad, de verdad, fascinado, pensando en estas, tan modernas, que hablan de modernidad, y de bisexualidad, las quisiera ver yo allí. Es que la gente, mientras menos altura tiene en esto, tiene menos tabúes. Los que tienen muchas culturas tienen como una muralla delante de su cabeza y les cuesta mucho trabajo hacer el amor con un tío que se llama homosexual, o que se llama marica, o que se llama como le quiera llamar la gente.

AJO: La homosexualidad...

OCAÑA: Hoy estoy un poco cabreado. En este país la envidia está suelta. A mí me sabe muy mal que haya una parte de homosexuales que no me puedan ver y me pongan verde. Porque yo soy sensible, claro. Yo sé que la envidia los corroe por dentro. Ellos son tan vivos como yo o más. Pero no tienen cojones de decir las cosas que yo digo delante de una pantalla, y que, encima, guste mi película. Eso les pone enfermos, lo que les gustaría sería verme totalmente jodido y mucho [P. 49] más marginado, borracho y tirado por las Ramblas. Esas, que no crean que a mí me van a integrar tan fácilmente. Yo no puedo decir de este agua no beberé, pero yo, mientras pueda, me mantendré en las mías. Ahora, si ellos, después de lo que yo digo en la película –que a mí me gusta chupar penes, como a todo el mundo–, lo integran, a ver quién integra a quién. Lo que pasa es que todo eso son tópicos, porque es muy difícil integrar a una sociedad que está integrada, sacarla de su integración y ponerse al lado del Ocaña que tan mal lo quieren, que dicen que es tan oportunista. Yo, después de estar siete años sin comer –¡me cago en...!–, por qué se preocupan tanto de mí ahora? ¿Por qué no se preocupaban cuando yo pasaba hambre? No venía ni Dios. ¡Ni Dios venía! Ahora vienen todos. Ahora me quieren mucho. ¡Ay, qué maravilloso eres! Y si no les hablo: ¡Ah!, que se le ha subido a la cabeza lo del arte, que se le ha subido la película... Pues no se me ha subido ná. Porque sigo con chulos, con putas, con maricones y con lo que me sale del chocho. A mí no me van a poner neurótico, porque no quiero. A mí no. ¿Pero qué se han creído esa gente? ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** que hay homosexuales que dicen que soy el... ¿Cómo decían...?

AJO: Lo puedes mirar, así saldrá tal cual.

OCAÑA: Vamos, que no. Que es demasiado. Que la envidia les corroe. Encima utilizan un dibujo mío –que los voy a denunciar, por supuesto–, sin pedirme permiso. Es que piensan que soy no un tirado, sino una basura. Pues de basura nada. Que si ellos tienen la sartén por el mango, yo tengo la palabra. Dice que los gays han repudiado al pintor travesti Ocaña, hoy de moda. Pues, mierda para ellos. Los que me han repudiado yo sé que son los del Front de Lliberació. Los antiguos. Porque los modernos son más majos. Y no todas las del Front antiguo; pero hay algunas que no me pueden ver, porque ellos tienen unas ideas de la vida diferentes. Generalmente muchas mariconas, el día del carnaval, se salen de la oficina, se quitan la corbata, se ponen una flor y se van al carnaval. Pues yo no. Entonces imitan a las mujeres en sus fases más horribles, en la fase de cursi y de estúpida. Lo que les molesta es que yo soy un grosero, un esperpento, una figura negra de Goya. ¡Pues soy así! Y yo salgo con el rimel tal ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** igual todo lo que digan ellos. Que digo, como dice mi madre: Habla hijo, pues te va hablar; y lo malo será el día que no hables. Lo que les jode mucho es que Ocaña diga en la película todo lo que siente. Habría que haber hecho una película de sesenta horas.

AJO: ¿Hablemos un poco de tu película?

OCAÑA: ¡Uff, qué cruz! Bueno... Yo creo que la película está bastante bien. El Ventura ha sacado un retrato de Ocaña. No podía sacar toda la vida, ni tampoco me interesa quedarme totalmente desnudo. Para mí, el esqueleto de la película es la entrevista. Que Ventura haya sacado mejores planos o planos más regulares es secundario. ¿Qué más quiere la gente de esa primera película? Va al festival de Cannes, la llevan a Nueva York, o a Berlín... El otro día oí comentar a un tío: ¡Ah! Es que... no sé qué... lo podía haber sacado mejor. Digo, mira, después de que el huevo está puesto, ahora todos vienen a querer sacar lo mejor. ¿Por qué no me vinieron a mí y me dijeron: mira, una película...? Yo estaba allí, en mi casa, coño. No sé. La película es como un guiso y el guiso me gusta. En la película se dicen bastantes cosas. Y no sólo ayuda a los homosexuales sino que ayuda también a la gente que no lo son. Yo creo que es una cosa que llega al estómago. A nivel artístico –yo de cine no entiendo–, a mí me satisface. Lo que pasa es que yo no te puedo hablar de mis filetes. Si yo tengo un restaurante no te voy a decir que mis filetes son malos, ¿no?

AJO: Me gustó tu espontaneidad, Ocaña.

OCAÑA: A mí me compararon con Paco de España, y Paco Umbral dice que yo soy la canalla. Y la palabra esa de la canalla, yo... ¡Cómo no se dedique a escribir de una manera más fácil, yo no lo puedo entender! No quiero que me comparen con nadie.

AJO: Realmente han escrito mucho sobre esta película: el Umbral, el Marsillach, el Terenci Moix...

OCAÑA: ¿Tú tienes el de Terenci Moix? No lo he visto.

AJO: Está muy bien lo que dice.

OCAÑA: Pues no sé, no sé.

AJO: Y en los distintos sitios que has ido a presentarla, ¿cómo has respondido la gente?

OCAÑA: Bastante bien. Lo más ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** [P. 51] lo que iba a hacer. No tenía nada preparado, pero me llevé una peineta, me vestí con dos mantones de manila por la mañana y tampoco hacía el número cada día, porque eso también era... ¿muy pasao? En ciertos momentos, sí. Cuando fui a ver la película de Saura –que me gustó de la mitad para abajo bastante–, me puse una peineta, un traje negro y todo ello de claveles. ¡Y les molestó muchísimo! Tanto o más que a los del Front de Lliberació cuando la primera manifestación que me vine con peineta. Lo que pasa es que estos van muy diplomáticos y no dijeron nada.

AJO: ¿En serio les molestó? ¡Viva la España democrática!

OCAÑA: ¡Ah! Pues la España democrática estaba con chaqué y collares. ¡Un escándalo! Yo entré y... ¡Aaah, aaah! Griterío por aquí y griterío por allá. Y un policía dijo: Esto son unos homosexuales que han venido a divertirse en el festival. ¡Mentira! Lo que pasa es que el Festival era muy aburrido. Y entonces nosotros le dimos color. Porque aquella gente era muy gris. Más que las Ramblas ahora. Muy gris. ¡Ay, nena! Muy fina. Y la Camila y yo, cuando entramos por allí por aquel Festival –tan gris– entramos como emperatrices llenas de luz, y empezaron las estrellas a cantar: Aleluya, aleluya, cada una con la suya. ¡Aaaayy! ¡Aquello fue maravilloso! Nosotros fuimos a darle color al Festival. Y entonces dijeron: ¡No, no, que pase! Que es Ocaña, la vedette de la película “Retrato intermitente”. Y fueron a Querejeta y le dijeron: ¿Estos señores están invitados por usted? Y él dijo que sí. Yo pienso que tenía mucho miedo de lo que pudiera ocurrir. Si a mí me echan del Palacio del Cine, yo me quedo en pelotas. Es lo que yo quería. ¡Te lo juro! Y hubiera sido maravilloso. Y hubiera sido tan grande como cuando en Nueva York vino Isadora delante de todas las que iban pintarrajeadas, como diosas baratas, y empezaron a tirarle las cosas a la cara. Y ella se desnudó, con aquel cuerpo tan lindo y empezó a decir Yo soy bella, yo soy la vida, yo soy la poesía, yo soy la diosa Afrodita. ¡Y se quedaron muertas todas! ¡Pues muertas más se van a quedar porque yo todavía no me he muerto! Quiero durar hasta los noventa años...! Habrá muchas envidias, pero también hay muchos que me quieren. Mira, Isadora murió ahogada en un coche. Y yo me voy a morir con el mantón de manila por la calle, como el hermano de Isadora, bailando y danzando.

AJO: Y tú cómo te lo tomaste cuando te dijeron que ibas a Cannes.

OCAÑA: ¡Ah! Yo como ir al la redacción del Ajoblanco a hacer la entrevista. Igual. Y el Ventura estaba cantidad de liberal allí en Cannes, invitándonos por todos los sitios. Estaba muy bondadoso. ¡Fue divino!

AJO: Y lo de la prensa francesa...

OCAÑA: Yo empecé a hablar de una poesía de una virgen, pero que... en fin... yo... la cambio porque eso era de un poeta, de un cura. Viernes santo, ya viene la Macarena. Y entonces empecé a decir que la virgen puede ser una puta, que la virgen puede ser una vieja que está en un rincón, que la virgen puede ser una mujer que está pariendo, una violetera o que puede ser una... mujer que vende cerillas o una mujer ciega que vende cupones. La gente esto le sorprendió. Porque si tú lo entiendes, una puta está hecha de carne1, también. ¿Y qué tiene de malo? Puede ser más virgen que una virgen que es de madera.

AJO: A ti te van las fiestas, la alegría...

OCAÑA: La gente quiere cachondeo y chillerío y viva la República independiente. Yo soy anarco de los que no tienen carnet. Mira, la fiesta mejor última, fue la de los anarquistas. El primer día yo estaba muy..., porque estaba un poquito acojonado; después decían ellos: ¡Venga que entre la reina! Y nos dejaron entrar y fue maravilloso. Como esa fiesta de los anarcos, [P. 51] nunca más. Nunca más. Y lo que tienen de bueno los anarcos es que ellos no creen en los gobiernos. Y no creen en los que mandan. Lo que pasa es que esto es utópico. ¡Nunca llegará lo que ellos quieren! Pero cuando un anarco tiene un carnet, ya deja de ser anarco. Y es igual que estar en mi partido. Yo te digo la verdad. Aquí en el Ajo me lo paso muy bien, porque todo lo que digo me lo ponéis.

AJO: ¿Estuviste en la cárcel, no?

OCAÑA: ¡Ay! El día que me cogieron y estuve en la cárcel tres días sufrí mucho. Cantaban en ella fandangos: ¡Que repiquen campanas cuando no haya rejas! ¡Que repiquen campanas cuando no haya cárcel! ¡Que repiquen campanas ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** cárcel fue una experiencia bastante fuerte. Aquellos tres días conocí a una gitana, que era preciosa. Un policía le dijo: Pero tú, ¿por qué robas? Y ella dice ¡Ay, chiquillo, pues si ellos se dejan de robar! Yo creo que estaba allí porque le había robado a un americano. ¡Ay!, pues, coño, si ella es así... Y es que los gitanos son divinos. Los gitanos son la gente más libre. La sociedad de consumo no les ha integrado en su rollo, porque están en sus caravanas, aunque haya gitanos ricos. La mayoría de ellos son libres. Fíjate: aquí en Barcelona tenían piso y fue cojonudo. Robaron las cañerías y todo, todo lo del piso.
Ay, tengo tantas cosas en la cabeza que no sé qué quería decirte. El otro día una abeja me dio un picotazo y se murió... ¡Y es que tengo tanto veneno! Y le decía a la Camila: ¡Nena, Camila, pero fíjate, fíjate! Me ha picao y se ha muerto.
¡Ah!, que parece mentira que los españoles tengamos tan poco amor a nuestra tierra, tan virgen y tan pura. Es monstruoso que estén poniendo centrales nucleares. ¡Nos van a quemar a todas!

AJO: ¿Y las Ramblas qué te parecen ahora?

OCAÑA: Ay, pues mira; llena de policía. En realidad se respira un ambiente bastante extraño. Son como la democracia española, ¿entiendes?

TONI PUIG

FOTOS: (Ocaña, con un tocado de pavo real – Ocaña pintando – Ocaña tocando la guitarra – Ocaña bostezando en la plaza Real) Travesti como provocación callejera... Pero Ocaña va más allá. – Teatro de calle y pintura: dos pasiones a las que es fiel.










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