OCAÑA Y EL "AJOBLANCO" #6 (POSTALES DESDE MANDERLEY)



HEMEROTECA (¿?/10/1979): 

Manderley, de Jesús Garay 

OCAÑA 

Nuevo film 




Me encontré con Ocaña. "Que los vascos son guapísimos y tienen toda la razón del mundo. Lo que se hace con ellos es injusto. Dilo". Llegaba de rodar MANDERLEY en Cantabria y del Festival de San Sebastián donde, con peineta y mantilla blanca, paseó y dejó a todo quisqui con la boca entreabierta. Y el guapo de Pierre Clementi en brazos. Una locura. Casi un sueño.
Antes, hace ya un par de meses, el equipo pasó por Ajoblanco. Un mediodía. Jesús Garay, el director del film comentaba: "Yo conozco a los tres personajes con que trenzamos el film: OCAÑA, PAULA y ALFI. Los tres son amigos en la cinta y la vida cotidiana. Algo así como un documental, pero peliculero. Con argumento. Con ficción. Rebeca que es Paula, quiere operarse. Le sobra su sexo de hombre. Es la Rebeca de Hitchcock, en la mítica mansión de Manderley. Ocaña, por el contrario, es un pintor alucinado con su cuerpo. Un homosexual reencontrado en su locura delirante. Alfi, al fin, no quiso salir en el film. Y lo hizo Joan Ferrer, que va de ambivalente. De misterioso. De homosexual reprimido".
"En principio yo –dice ahora Ocaña– no me hacía mucha gracia. No quería rodar con Alfi. La gente, sabes, se lo monta de divino. Pero el guión me gusta y me deja libre en los diálogos para que pueda meter alguna ocañada. Yo voy de pintor y tengo una crisis muy fuerte. Voy a consultar a una bruja, me roba un chulo y me largo al monte. Todo muy reina. Allí cada uno cuenta su historia. Salgo de monaguillo –no mujer que esto está ya muy visto–, pinto ángeles ...".
"Su pintura –agrega Jesús Garay– no se muestra. Pero la película refleja su mundo. Claro que contamos con poco dinero. Pero lo vamos a hacer muy profesional y con entusiasmo. Por ello hemos montado una cooperativa y con la tercera parte del presupuesto normal, salimos adelante".
"La gente –suelta Albert–, ponía al principio dinero por amistad con Jesús Garay. Ahora la cooperativa reune toda clase de gente de cine y teatro con bajo costo de participación –unas 5.000 pesetas–. Hay, pues, gente que no sale en la película, pero apoya. Gente que, después, continuará en eso de la cooperativa. Y a esa asamblea se le proponen guiones... Aquí hay una decisión de todos sobre todos".
"Mira, nosotros –hace Jesús– queremos ser realistas y flexibles en un mercado dominado por las multinacionales. Lo caro, ya sabes, no cuadra ahora. El interés va por temas con garra y tratados con gusto. OCAÑA, así, tiene evidentemente un valor de cambio...".


"Sí, la primera película –continua Ocaña– fue sobre mi vida. La segunda es ficción. Y me encuentro en el film muy espontáneo. Es mi primera película. Lo otro fue un documental. A mí me gusta, nena, estar en el cine. Me va el camerino. Me siento en Hollywood. Yo, sabes, voy por la vida muy diva y muy realista. Como dice el refrán: "La suerte de las feas, las bonitas la desean". Y mueren todas en el ghetto mariconil. Se quedan en preciosas carrozas. Inservibles carrozas. A mí me va el poderío. La vida. La acción. Y eso, ya verás, saldrá muy bien. Así que, a los cubos y pa'lante. Espero, además, que en ese rodaje folle muchísimo. Pero creo que va a haber mucho rigor".
"En la película –vuelve Jesús Garay– se toca el tema de la locura del que, evidentemente, no se saca ninguna conclusión. Se muestran, sólo, actitudes sin marcar ningún campo. Tampoco existe ningún discurso en favor o en contra de la homosexualidad. Simplemente, los tres entienden. Y aparece, con fuerza, el deseo. El deseo como fantasma, donde OCAÑA es el único vital y los otros dos, patéticos. Dentro de la historia –que transcurre en verano–, nadie logra un placer sexual. OCAÑA no consigue hombres. Paula no consigue ser deseada. Y el tercero se lo monta demasiado hermético. Se prometían el verano como un tiempo de cuerpo y alegría. Nada. Es un verano de lluvia e impotencia".
Continuamos hablando de su cine. En la redacción de Ajoblanco, con el balcón abierto y esa higuera inmensa que crece en el corazón de la ciudad como un milagro de vida. Quedamos en que OCAÑA nos mandaría postales para saber del rodaje. Tal cual.
OCAÑA me cuenta. "Querido Toni: el rodaje va muy bien. La Paula es maravillosa con sus líos de pelo y peluquines pegado con pegamento de zapatero. Besos a todos". Otro día, con una reproducción del Beato de Liébanas (s. VIII). "Querido Toni: El rodaje resulta encantador y muy divertido. El otro día me hicieron unas tomas maravillosas en la que recité una poesía de Miguel Hernández". Detrás de una panorámica de San Vicente de la Barquera anotó: "Joan Ferrer es interesante. Tú no sabes lo que es eso del cine. ¡Corten, corten!! Pero Ocaña nunca dejará de ser Ocaña. Por la noche nos visitan los del pueblo para soltar su leche fresca". Finalmente con Richard Burton y Peter O'Toole, para hacer esa correspondencia amena, termina: "Felipe de Paco, ella, es la decoradora y maquilladora. No para de trabajar. Me meto mucho con el del sonido. Es un cirio cachondo".
Un film, pues, que promete. Una muestra de que es posible una producción distinta. Hay gente con aventura.
No todo, en esa piel de toro, va a ser impotencia y desencanto. Hay quienes pasan a la acción. Y por lo que esta redacción sabe, post film, la cosa funcionó realmente bien.
¿Cuándo en pantalla?



17 OCAÑA RUEDA. Mucha foto. Poco texto. Algo inhabitual en estas páginas. Pero es que Ocaña es todo, siempre, primer plano.


Publicación: Ajoblanco, n.º 49
Fecha: ¿?/10/1979
Página: 17, 18 y 19
Autoría: (texto) ¿Toni Puig? y (foto) ¿? (el retrato de la página 18 es de Maria Espeus)

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